Los espartanos, quizá los guerreros más formidables de la historia, se mofaban de las murallas de Atenas pues Esparta no las precisaba. Sus murallas, decían, eran sus guerreros, y sus fortificaciones las puntas de sus lanzas. No le temían a nada. O a una sóla cosa. En el transcurso de una magistral demostración de dialéctica […]